Readings
A few poems and readings of Alvaro Figueredo’s work.
Este es el poema salvaje
del reflector de los colores próximos
que da su tobogán a los vientos lisos
Este es el poema salvaje
del verde, del rojo y del azul
que se descansan en los silbatos de las frutas
Este es el poema salvaje
del árbol, de la sangre y del cielo
en la tecla instantánea de los viajeros
Este es el poema salvaje
que se escondió en el pecho del horizonte
Este es el poema salvaje
Publicado en el diario El País en 1928
por Nelson Guerra
Colaboración: Juan Pablo Pedemonte
View the original Video by Tremendo Films.
Álvaro ¿quién es Álvaro
qué turno
qué delirio qué número qué dulce
vez qué agria vez qué un
transformándose en él
en este en otro en ambos
sí pero no y mi mundo
mi alvaridad fluyendo
de calle en calle usándome
sobre mi voz girando su hoja turbia
de grada en grada el eco
invadiendo mis hábitos mi oficio
mis trajes mi alimento
mis retratos mi caja de cerillas
la piedra vitalicia donde escribo
silbando refugiándose en el único
señalando mi puerta designándome
abrilísimo pobre o desposando
jóvenes de oro de jacinto asiéndolas
alvarísimamente o extraviándome
circularmente azul como un insecto
como un rollo sin nombre
blancamente
como un plato de sopa atribulado
como el roído eco
quién es Álvaro?
De: Mundo a la vez
Oh, rojo mar en ristre ¡
qué aguas altas
y fuertes te arrancas desde el seno trágico
y desvelado para volcar tus pulsos sobre estas arduas muertes
y estas ciudades negras!
Y sobre el oxidado diente de las estrellas,
y sobre las llanuras donde la sangre llora…
¡Oh joven mar airado emergiendo entre acacias y mausoleos,
duras tus ruedas inmortales!
Huesos sin paz,
cabezas enmohecidas te aguardan en las torres impuras de la historia ¡
La noche! ¡
Mi puñal de firmezas!
Y en el centro dramático de tus entrañas velan tu música
y tu forma,
su pasión de promesas.
Una que sin rubor
ni tregua lame el mundo
el ácido salobre amargo y siempre
y es una y una y una
madre nocturna donde fuera y nadie
se arrastra aúlla aúlla cruza a ciegas
la brasa el hormiguero con su mano
llena de leche y lástima empujando
la piedrapiedra el enmohecido cristo
de hiel y nieve y duramente sola
ella adorando la espinada y la fría
de arena sin edad caída ella
mortal pero con hojas mírala
ahogándose comiéndose a sí misma
como un alambre como un hueso como
una raíz la veo
ya escarbando ya abriéndose la cara
o más allá donde la lluvia donde
no puede más y puede con su lengua
su uña tan vieja y tan como azucena
ella besando el desastroso suelo
y el ay del tristetriste.
De: Mundo a la vez
por Alvaro Figueredo
Colaboración: Juan Pablo Pedemonte
Dadle un teatro una tribuna un pórtico
dadle un balcón de gala
dadle su frac su cátedra amarilla
quiere morir al alba
o a la hora del té
dictando su discurso
con su chaleco blanco
dadle un bastón un arpa una azucena
un espejo una góndola
devolvedle los yo que le usurparon
yo en el tranvía yo bajo los árboles
yo danzando es decir él y la luna
su yo su yo sus guantes de gamuza
el actor va a cesar está vacío su guardarropa nadie
le llame Juan nombradle
el bienaventurado el almirante
de sus yo porque es él
quien rema besa canta se extasía
ante el atrio del templo
quiere ocultar sus yo bajo una losa
blanca a la izquierda en el jardín lo avistan
le denuncian el yo desguarnecido
y él trepa al campanario y se despeña.
De: Mundo a la vez
por Rafael Gomensoro Colaboración: Juan Pablo Pedemonte